[ Un Segundo ]


«Mea culpa. No puedo evitar en sucumbir ante “las mujeres de un segundo”. Imagino que algunos caballeros me entenderán perfectamente, porque también las han visto. Están allí, afuera, aunque ellas mismas no sepan que existen. Son aquellas que en nuestra vida han durado exactamente eso: un segundo. Es lo que duró la sonrisa de la cajera de la tienda. El vestido blanco de la joven que me miró con cara de pocos amigos cuando cruzó su mirada con la mía. La trenza francesa de aquella profesora que esperaba el bus. Las pecas de la vendedora de helados. El cabello negro de la gitana en el mercado. Las sortija de bijouteria de mediana calidad en la mano de la oficinista que vi cuando bajaba del metro. Mea culpa. Aunque la Ley y la razón castran toda palabra de admiración, hay momentos que no he podido evitarlo. Avergonzado y nervioso, osé en decirles “Disculpe, pero qué bien le queda ese vestido” o “Me encanta su sonrisa”. Pero sé que no debo. No soy nadie para decirles un adjetivo – por muy positivo que sea – sobre su apariencia. No debo juzgarlas; así que guardo respetuoso silencio; y desvío la mirada hacia otro lado, por lo que su presencia dura tan solo un segundo. Pero hoy rompo esa regla, y quiero decirles a todas ellas: “Gracias”. Gracias porque ese detalle que no saben que tienen, me ha deleitado la mañana, o me ha hecho sonreír luego de una dura jornada de trabajo. Gracias, por ser mujeres al natural, sin maquillaje ni ángulo perfecto, por el cabello suelto y por el perfume casero. Gracias por durar tan solo eso: un segundo. Pero no se asusten. No existe mala intención en mi mirar, solo una pueril admiración. Quizás, en un futuro, en otra vida, la gente podrá decirse cumplidos sin ser acusados de acosadores o de poseer deseos subalternos más allá de la simple admiración. Pero ese tiempo y lugar, no es hoy ni ésta ciudad. Mientras tanto seguirán durando un segundo, sin darse cuenta de lo que ocasionan e, irónicamente, preocupadas muchas por no sentirse bien con ellas mismas, cuando solo basta un segundo, para tener el mundo a sus pies. Gracias… y confieso que soy culpable de admirar cada detalle que nos regalan. Mea culpa

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú • 08/dic./2016



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