«Ojos perdidos en la nada.
Cruje la madera 
por el hambre inmisericorde del fuego.
Ritmo gutural 
que intoxica los sentidos del hombre.
La tristeza es el cordero.
Las musas exigen el sacrificio.
Vibra el corazón 
recompensado de letras e ideas mil,
sellando con sangre 
el ciclo eterno del ritual 
en el templo del alma.
Musa encarnada en piel de mujer,
en beso que abrasa 
y gemido que arrastra de pasión.
Prontamente encadenada, 
por necesidad insana de más deleite.» 

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú • 31/ene./2017



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