«Cruza la membrana el frío metal 
en cadente ritmo.
Punto a punto,
el catgut acompaña mecánicamente 
a la aguja como simbionte natural.
Lado a lado,
se dibuja la remienda que la muñeca,
aún temblorosa por el dolor que se inflige,
marcará eternamente en el tiempo.
Gasas de soledad 
y cremas de lágrimas nacaradas.
Nunca necesité más complementos
en el rol de ser mi propio galeno.
Y los espacios aún libres de sutura, 
destinados a sangrar,
y romperse... 
y llorar,
hasta que sea necesario, 
otro remiendo más.» 

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú • 14/mrz./2017



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