«Estaca mortal sobre el pecho,
que convierte en cenizas,
los últimos rastros del corazón 
sangrante de penas y dolor.

Penélope no quiso esperar,
y usó al ángel caído,
débil en su propia odisea,
como ofrenda al fuego de Artemisa,
recibiendo su bautizo de cazadora.

Y Eolo, testigo entristecido, 
sopló en la noche cómplice hacia el sur,
para que los ardientes desechos del demonio 
se pierdan bajo los rayos de la luna roja.»

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú • 19/mrz./2017



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