«Envidian los mortales, 
tras intentos fatuos, 
la ofrenda que recibe el ángel caído, 
con sonrisa maliciosa.

No perciben, en sus egos,
que miran a ciegas, 
hablan con ruido,
tocan con golpes. 
Espantan, y no seducen.

Mientras la musa sonríe.
Se entrega encantada a voluntad.
Saborea ahora perversas realidades 
y fantasías prohibidas en el reino prometido 
que el oscuro caballero le mostró.» 

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú • 24/abr./2017



 

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