«Sacude el alma, inmisericorde,
sin tregua, ni pausa.
Obnubila a la razón.
Se propaga viralmente
a través de las venas.
La piel sucumbe, sin oposición.
Se esparce la fiebre que no mata,
el ardor que refresca,
la saliva que ahoga en la mar de placer.
Tremores de descontrol
reflejan la cúspide de pasión.
Devora el oscuro caballero aquella alma,
con mirada maliciosa y lengua de fuego.
Gemidos que se tallan en la memoria
como las grafías sobre piedras.
Puertas de paraísos desconocidos
se abren ahora,                            / y desvaríos.
por la llave secreta de pecados
Encadenada ha quedado,
por voluntad propia,
al destino del Caído.»

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú • 15/mayo/2017



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