«Al final de otra eternidad
batallan los antiguos amantes.
Blanden con inigualable presteza
el reclamo en la punta de la lengua,
el desencanto en el corazón,
y acrónicos atardeceres de futuros,
mezclados con promesas ahora rotas.

Han caído muertas la ilusión y la pasión en él.
Se han rendido los intentos mimosos en ella.
O fuera quizás al revés…
y sólo se turnaron mutuamente el rol asesino,
mientras los besos mustios
caen mecidos por el viento,
como últimos vestigios de un sentir
que quiso engañar al destino.

La envenenada lágrima, fiera y encolerizada,
es la estocada final que maldice al impío.
Justiprecio por la imperdonable sinceridad
que cargará cual letra escarlata a través de los siglos,
cuando perforó a la agonizante esperanza
devolviendo aquella alianza que la Luna antaño bendijo,
pero que el infortunio calcinó en su pecho.

Un último abrazo de madrugada.
Adioses que se vuelven cenizas al alba.
Se musitan los pedidos de perdón
por todo lo ensayado…,
por todo lo que fue…,
y por lo que nunca será.
Se separan ahora derrotados ambos espíritus,
enrumbándose por caminos dolorosamente antagónicos.

Llora Eros en un rincón,
testigo silente de la separación.»

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú • 22/jun./2017



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