«El frío viento de cotidiano invierno
acaricia el rostro cansado del demonio,
mientras la esperanza del encuentro
le brinda nuevos bríos a su mirar.

Rasgan el ansia y el deseo su seca garganta
por beber del néctar de aquellos labios,
y disfrutar sobre la piel la caricia prometida
que las musas ofrecieron a través de versos.

Se impone la paciencia con sonrisa mustia,
y dar sosiego a la espera de su cita añorada,
para cuando se apague la última estrella,
y polvo será el último fragmento de tierra.

Amor que llegará al acabar la eternidad,
envuelto en sedas de sonrisas y libertad.
Finalmente hallará en los labios dulces de la Muerte
– aún de él enamorada –,
que también el ángel caído podía amar.»

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú • 17/jul./2017 



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