«Encadenas tu mano a la mía y caminas a mi lado esta noche. Tenemos solo ésta puta noche. No te pido que me prometas amor ni eternidad. Las palabras se evaporan en el aire, y después de vagar por innumerables infiernos, ambos sabemos que ese amor de ensueño ha muerto en todos ellos.

Caminas en silencio a mi lado. Olvidamos así las condenas que cargamos, y dejemos atrás, por un momento, las solitarias prisiones de nuestras vidas. Te apoyas en mi brazo y te conviertes en mi etérea princesa, para imaginar por un instante que te mimo todas las noches con la Luna cómplice, mientras abrazas con ternura la solitaria almohada que aún conservas desde niña.

Paseas a mi lado con esa sonrisa que hace envidiar a las musas. Disfrutamos callados las letras de poemas y canciones que caen a nuestro alrededor. Verso tras verso, como las gotas frescas de lluvia, que emularan pequeños prismas, y al cruzarse con tu mirada, crean diminutos arco iris de pueril ilusión, adornando nuestro camino sobre el húmedo pavimento.

Camino con deleite a tu lado, en éste estruendoso silencio, para respirar tu vaho, y darle oxígeno a mi alma. Para sentir cómo armonizan tus latidos con mis pasos. Para volver este momento un recuerdo al que pueda regresar cuando la rutina golpea fuerte y nada tiene sentido, excepto tu nombre, entre atardeceres negros y amaneceres rojos.

Encadeno fuerte tu mano a la mía. Que el tiempo muere ya. La esquina que marca el fin del recorrido se aproxima, y nuestros caminos se separarán otra vez, con la incertidumbre en el pecho de no saber cuándo te volveré a ver, para dar la cordura y la calma que brindas a las comparsas caóticas de mi constante insania.

Me sueltas para darme un beso. Nuestras rutas se separan porque así lo exige el destino. Una esperanza de reencuentro se bambolea entre el espacio que une nuestros labios, que desesperadamente alargan lo inevitable. Nos dijimos tanto en silencio, y como siempre, no  fue suficiente.»

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú • 12/jul./2017