«Queda el alma a la deriva,
sujeta al vaivén del capricho
que las mareas del Olvido infligen
al desterrado de la Ciudad de Plata.

Se impregnará sal bajo su piel
y jugará con los recuerdos de unos besos,
al ritmo de las brisas del sudeste,
antes de verlos evaporarse
y regresar como lluvia triste e inútil
sobre páramos desérticos.

Bailará sobre las olas con alegre demencia,
buscando entre los ecos de rojos atardeceres
y persiguiendo nocturnos rayos de Luna
la voz de sirena que hechizó sus días
con ilusión de amor en el corazón.

Huirá despavorido de la razón y el juicio,
porque sólo en la lisérgica ensoñación
encuentra el Caído la calidez de esos labios
que devorados fueron por el vasto océano.»

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú • 26/jul./2017 



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