[ Desequilibrio ]

(dueto)


«[Corazón]
No se llama riesgo, si no es amor…
Y es válido entregar el depósito lleno del corazón.
Beberlo completo, en un simple beso.
Yo prefiero temblar de emoción
mientras comienzo a perder la razón


[Razón]
De frágiles ilusiones te alimentas
y por acaso futuros sueños, tú respiras.
¿No aprendiste nada, mi valiente amigo?
Que caer en mismo error es un castigo.


[Corazón]
Me alimento de frágiles suspiros,
pero me fortalecen el alma, y
con la inspiración, conspiro.
Y le escribo a un Dios inmortal…
Él me complementa en un espacio total
y abarco el inmenso vacío.
¡Piénsalo amigo! ¡Razonar es un mortal vicio!


[Razón]
Razonar es mi innata naturaleza,
y porque te quiero, no lo niego,
quiero evitarte de pesares el mismo aniego,
pues pronta, o lerda, clamará triunfo la tristeza.
Imposible puedo llamarlo una simple inmadurez…
¡Entiéndeme! ¡No es más que vasta estupidez!
Pues cuando ella te sonríe… te agitas… y fascinas…
El único vicio mortal es beber de tantas endorfinas.


[Corazón]
Yo pido que converja tu vileza
Amigo, acepta que te hace falta sutileza.
Un abrazo realza tu grandeza
Un abrazo puro… Para ingravidar tu ligereza.
Amigo, tal vez crees tener sabiduría.
Tomas tu lugar de juez
y para condenar le pones mordaza a tu sensiblería.
Vuelve a creer en las serenatas,
y declama con voz sensata…
Abre balcones, y a plebeyas o princesas, rescata.
Vístete de príncipe.
Inicia soñada cabalgata
Te hace falta la falda que te crispe


[Razón]
Veo que excelente trabajo en ti, el olvido ha hecho,
más por los lagos salados de lágrimas que por ti cosecho
se estancan hondo en mi la pena y el dolor, dejándome desecho.
¡Soy yo quien habrá de reparar las grietas de tu lecho!
En él creímos, veo que ya lo has olvidado,
y como tú, al amor también me hube entregado.
Más no es cosa de volverse parte de imaginaria realeza
para seducir a la amada que necesito destreza.
Heme aquí, por culpa de amores, harto y adolorido,
colocando amalgamas a los restos de tu ser entristecido,
y que te permiten, igual que ayer, seguir erguido.
¡Pero qué más da! A fe mía que por verla en ese vestido
sucumbe el control y entendimiento ante la fuerza de tu latido.


[Corazón]
Compañero no temas:
¡Sucumbe en la entrega plena!
Te has acunado en el ocaso
de un amor que termina
y maldices la ingratitud femenina.
Sigues la huella de sus pasos.
En bruma ciega te contaminas.
Elegiste mal.
¡Hay más doncellas en la esquina!
En la esquina de tu frustración,
ella te espera para timbrar en tu canción.
También fui llovizna
que humedeció estación tras estación.
Pero siempre sale el sol
Y vi abrir lozanos pétalos de girasol.
Me entrego miel,
y algunas veces hiel,
pero permanecía fiel
cuando polinice infiel.
Oscuro caballero,
afina el lapicero
y escribe desde cero.
Tú poemario se ha ganado el cielo,
Un corazón arrepentido
no cabe en el infierno.
Tú razonar es sólido:
lo impulsan ángeles tiernos
El amor es efímero,
pero en la cama, es eterno.

[Razón]
Jamás podría imponer a fémina alguna
La culpa de nuestras relaciones fallidas,
Pues he de recordarte siempre, una por una,
Las falencias propias y usuales recurridas.
Reconozco completamente que fútil es detenerte.
¡Lánzate alocado¡ ¡Termina si quieres inerte!
Bien sabes que al final de todo lo vivido,
estaré esperando entre sombras escondido,
presto a socorrerte, y dejarte bien cosido.
Aunque la lágrima a la postre exija tributar,
y haga que después de tanta promesa eterna,
terminemos embriagados en la tradicional taberna:
Tú, escribiendo versos, y yo, sin inmutar.»

© Jorge Martinez
© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
México/Perú • 17/sept./2017



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