«Jamás entenderán, princesa mía,
la adicción que nos invadía.
Nos bastaba el roce imperceptible,
que dejó la huella irredimible,
de respirarnos con ansia los deseos
a través de los negados besos.
la adicción que nos invadía.
Nos bastaba el roce imperceptible,
que dejó la huella irredimible,
de respirarnos con ansia los deseos
a través de los negados besos.
Imposible les es la comprensión
que en ésta demente inacción
pudo surgir vehemente la pasión,
que a nuestras almas dio mutua compulsión,
más allá de los banales límites del tacto
y en milésima de segundo, sellamos pacto.
que en ésta demente inacción
pudo surgir vehemente la pasión,
que a nuestras almas dio mutua compulsión,
más allá de los banales límites del tacto
y en milésima de segundo, sellamos pacto.
Contrato que mutuamente cumplimos,
hasta en las antípodas que la distancia nos impone,
cuando el viento cómplice nuestros labios roza
y tras maliciosa sonrisa, nuestro control destroza,
mientras nuestros nombres al corazón arpone,
con éste inusual amor que nos proferimos.»
hasta en las antípodas que la distancia nos impone,
cuando el viento cómplice nuestros labios roza
y tras maliciosa sonrisa, nuestro control destroza,
mientras nuestros nombres al corazón arpone,
con éste inusual amor que nos proferimos.»
© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú • 04/sept./2017
Lima/Perú • 04/sept./2017
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