«Muerte a la Luna clamo
por profundo vacío.
Sin piedad ni clemencia
su sangre yo exijo,
pues me pesan en demasía
éstos mustios suspiros
que deslizan tu nombre
tatuado en mis cielos.

Quiero vengar
las miradas perdidas en la tarde
y los silencios eternos
bajo el farol de la esquina.
Erradicar quisiera aquellas ilusiones
que el ayer pintó  con sonrisa,
llenando de falsos luceros
mi empobrecido firmamento.

Sangre lunar reclaman
mis ojos secos y partidos,
que terminaron volviéndose el ocre polvo al viento
donde navegarán las huellas
de aquél beso no cometido
y que en sepultura de mármol negro aún sueñan,
inútilmente…,
con tu mesiánico regreso.

Revolución exijo a los poetas malditos,
cuyos versos son las caricias alquiladas a las musas
por tan banales y efímeros momentos.
Evocan inconscientes a la fatua ilusión de amores felices
aunque desollada esté el alma,
por las garras de la realidad tirana.

Muerte a la Luna exhorto,
por invocar tantas inspiraciones
volviendo a la poesía el simple placebo
que me hace creer que corazón tengo…
y al amor…, sentirlo…, aún yo puedo.

Estas letras deberán junto con ella
ser quemadas en una pira
y que el humo azul las disipe,
con los restos del loco aedo.»

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú • 16/nov./2017



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