«Anhelo decirte tantas cosas,
antes que me consuma el tiempo…,
antes que te vayas…, 
antes que me reclame de regreso el olvido.

Anhelo que al final de cada canción
pudiera escuchar tu voz diciendo que me amas,
aunque a veces tu enojo te gobierne.

Anhelo devorarte el cuello con malicia,
buscando la vampírica inmortalidad,
o por lo menos tres vidas más,
porque una sola no me bastará para amarte.

Anhelo oír tu voz de niña traviesa,
cuando haces tus muecas de hacerte la inocente
mientras escondes rápido bajo la alfombra,
los últimos fragmentos de mi corazón.

Anhelo que no escuches los gritos de mis silencios,
y no te preguntes que me pasa, sólo me abraces,
pues a veces – sólo a veces – mi alma loca
necesita ineludiblemente llorarle al viento.

Anhelo que no se borre tu perfume de mi almohada.
Que tus huellas, vivan escondidas entre las sábanas,
y que jueguen cada mañana, aliviando las arrugas
que llevo en el alma… aliviando mi oscuro sol.

Anhelo devorarte los labios y suicidarme en tu boca,
como cada beso tuyo que le resta siglos a mis espaldas…,
como cada sonrisa tuya que desangra mis penas…,
como cada gemido que absuelve mis pecados,
y me hacen imaginar que soy el dueño de tus suspiros.

Anhelo ser poeta y volverte inmortal en versos.
Anhelo que te quedes, y ser parte de tu desvelo.
Anhelo tantas cosas contigo, que me es necesario
un millar de lámparas y un ejército de genios.

Más reconozco, debo decirlo, 
al verte con mis ojos cerrados,
que la única y puta verdad para éste demonio,
es que simplemente: te anhelo. »

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú • 08/ene./2018

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