«¿Quién te dijo que deseo evitar que te vuelvas tormenta? Deseo ser el centro de ellas. Ese punto ajeno a la vista de los mortales, donde reine el silencio y el sosiego para tu alma. Quiero verte arrasarlo todo. Quiero ver que huyan de ti. Quiero que poco a poco, de ciclón, pases a brisa, y con brillo en los ojos, me dediques una juguetona sonrisa.

¿Quién te dijo que deseo evitar que te quedes callada? Deseo ser el depositario de tus silencios. Arcano guardián de las llaves de tus secretos. Quiero ser quien te ayude a planificar sólo con la mirada, crímenes perfectos. Quiero leerte todos los gestos, para con suerte divina plasmarlos en versos, y que tus ojos, al ritmo de nacientes ocasos, sientas que no estás sola frente al espejo.

¿Quién te dijo que prometo un futuro eterno? Simplemente deseo consumirte los labios en cada sol naciente. Perderme en tus lunas menguantes, y desaparecer en noches sin estrellas. Quiero que me llegue la muerte, e irme con tu sabor en la boca. Y que ese día, si por locura e insania aún sigues tomando mi mano, no me dejes monedas para Caronte, sino dos besos y una cita para beber café en una próxima vida, para conocerte de nuevo, y verte otra vez ser tormenta, y disfrutarte al vislumbrar como arrasas con el mundo entero.»

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú • 25/abr./2018



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