«Alerta de déjà vu al soñarte  con ojos despiertos y mirarte con ojos cerrados. Alerta de déjà vu, al sentir la calidez de tu piel cuando la luna muestra que el lado oscuro se encuentra en la mitad inhabitada de mi cama, y mi almohada rebusca en ese lado estepario el arrullo de tu voz. Alerta de déjà vu cuando las yemas de mi mano besan mi palma, y se aferran las huellas dactilares a las líneas donde se divierten las gitanas, como si acaso fuera que no hay vacío, y es tu mano, la que con la mía se entrelaza. Alerta de déjà vu cuando la sonrisa se dibuja en mi erosionado rostro al recorrer aquella esquina, que me evoca tu silueta. Alerta de déjà vu cuando el viento me trae la fragancia que portabas, y que una dama transeúnte, por la Providencia, misericorde, decidió usar para traerte a mi memoria. Alerta de déjà vu cuando bebo con parsimonia el café, como si tus labios yo besara, y de tu boca nuevamente me embriagara, y ambas adicciones terminan fusionándose en una sola, que ya no existe diferencia entre la realidad y el ensueño. Alerta de déjà vu en las gotas de lluvia que me ocultan la nostalgia por tu ausencia. Alerta de déjà vu, en esa chispa que cayó distraída desde una estrella fugaz, y aún late escondida en el bolsillo de mi chaqueta, para que vea en tu mirada las galaxias que te hacen tan divina. Alerta de déjà vu en la luna que me susurra de manera oronda tu nombre y no me concede amnistía. Alerta de déjà vu: no importa lo que un Caído sienta, si amor por él, no sientes tú.»

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú  • 24/jul./2018



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