«Una humilde venia dedico
a las miradas de Gorgonas
por cuya belleza me ilusioné,
pues cumplieron con sus actos
el cumplimiento de todo pacto,
y con latidos pétreos quedé.

Una humilde venia dedico
a la Providencia divina,
que con soberbia maestría
hizo cruzar nuestras líneas,
burlándose de lo que planeé
a través de todas las vidas.

Una humilde venia dedico
a quien produjo éste último latir,
y enseñarme al final de las eras
que todavía un Caído podía sentir,
aunque no dirigiera hacia mí
los motivos de su sonreír.

Una humilde venia dedico
a un último canto de sirena…
a la piel que tributó a mi lengua…
a la luna que entre lágrimas sonríe coqueta…
a los ojos que gastaron segundos
entre los versos de un anónimo poeta.»

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú  • 28/ene./2019



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