«La vida sigue, a pesar que me encuentro incómodo en el féretro. ¿Las lágrimas de hoy, dejarán de ser tan agrias cuando las suplante un buen recuerdo? ¿Habré dejado alguno? ¿Son de triste alegría, o de jolgorioso alivio?  Ya mis sentidos han partido, y ningún actuar me es permitido, mientras la Muerte me espera bellamente ataviada, para guiarme hacia el navío que conduce al sano Olvido.  La vida sigue, inmisericorde, para todos los que dejo tras mi camino. Aún saldrá el sol, que quemará la dermis mientras el corazón adolorido por las traiciones y la hipocresía se torna a cada segundo más frío. Aún saldrá la Luna para recolectar suspiros de seres ilusionados que imaginan ese amor que nunca llegará, porque no aprendieron a amarse ellos mismos. Aún la lluvia ocultará las lágrimas de transeúntes que reservan al concreto y las alcantarillas el dolor de la decepción sufrida, la trágica noticia, la verdad asesina, el útero arrancado en un acto clandestino, la anunciación mortuoria de algún resultado clínico, como si la existencia les llegara con fecha de vencimiento. Aún habrá almas a las que les ganó el hastío, y sin duda jalaron del metálico gatillo. Aún hay otras que se resisten a morir en el cuerpo, sin darse cuenta que hacía años están muertos por dentro. Aún brotarán besos escondidos, de amantes enceguecidos sea en actos legales o furtivos. Aún habrá una mano desconocida que dará cobijo cuando la esperanza pareciera una palabra vacua y sin algún sentido. Aún se sembrarán mejores futuros, mientras se paga con sangre la lucha subversiva contra los sistemas que imponen su discurso y vuelven al pensamiento crítico como un acto proscrito. La vida, sigue, y seguirá. Para eso está hecha. Para que nazcan galaxias mientras otras son consumidas por un estoico agujero negro. Para que sonrisas sean paridas a borbotones y suplantes los surcos salinos de tristezas otrora sufridas. Para que las manos se crucen y las cabezas se agachen y los pechos se golpeen con mano propia en templos buscando utopías ante la insatisfactoria realidad que su miedo ha cimentado. La vida, sigue, mas allá de toda filosofía. La vida avanza, y como su tétrica gemela, ya empieza a desesperarse por mi demora, que complica su incomprendida rutina. No llores pues mi partida, ni la malgastes en este ser que ahora está carente de señales vitales. Hay mucho por hacer y poco tiempo para ello. Hoy partiré, para enojar a Caronte cuando le sonría con los bolsillos vacíos, porque cierran la caja sin dejarme el pago del boleto. La vida sigue, y aún no me acostumbro al féretro. De todo lo que hice, me arrepiento más de lo que dejé de hacer. ¿Por qué hallamos a la vida sentido cuándo nuestro tiempo se ha detenido?  La vida sigue, a pesar que aquí yace un orate que encarnaba a un Caído, y deslizaba pésimos versos como catarsis de su ser perdido. Descuida Barquero. No es necesario mostrarte la ruta. El Hades me aguarda, sin pena, ni gloria.»

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú • 17/mrz./2019



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