[ Vintage ]

(dueto • desvarío literario)


[Lizzy]
«Ven, que la noche esta tendida con sabanas de seda. La pasión te la he servido en una copa hecha con mis piernas. Ya tengo listo los deseos por tenerte envueltos entre mis manos y he impregnado en cada espacio de mi piel gotas de lujuria.
Ven. Hay un baile que te espera al vaivén de mis caderas y mi boca humedecida espera ser, lentamente, a un ritual conducida.
Déjame llevarte en la locura de mis lamidas y desabrocharte cada una de tus fantasías prohibidas. Esta noche solo debes de pedirlo, y a tus antojos más perversos les haré pleitesía.
Aquí te esperan mis caderas para doblegarse a tus deseos. Comámonos la noche con fresas y crema.»

[D]
«Sonrío con malicia, al apreciar el ágape ofrecido. La garganta se torna reseca, por la sed que surge inmediata ante el néctar que se halla bajo tu lencería. Camino lentamente, manteniendo la mirada con la tuya. No hay juego de cazador y presa, sino la batalla de dos soles por definir quién arde más de la cuenta, y consumirá al otro, sin clemencia.
Mi mano de manera inconsciente captura la copa de vino servida sobre la mesa, y me detengo frente a ti, sin dejar de mirarte, para empezar a deslizar la tela de tu bata y exponer tus lunas que aún sujetas, muestran orgullosas los ápices carnales que claman por liberación. Tomo un cuchillo y entre tu busto, lo deslizo, mutilando al elástico dictador y vertiendo sobre tu piel el sacrificio tinto de viñedos, mezclando su aroma con la que brota de tus poros, generando así el primer temblor de la noche sobre tu cuerpo.»

[Lizzy]
«Servida entre excitantes caricias me dejo llevar con paganas advertencias de la magia que envuelven tus labios. Absorbo de ellos el vino que resucita mi morbo y arremete contra mi piel los latidos acelerados de la provocación de tu ojos posados en mi desnudez.
Pequemos haciendo el amor entre tu mirada inquietante y la forma en que muerdo mis labios llamando a tus demonios, los mismos que deseo me lleven al infierno entre tus piernas, agitando cada uno de mis sentidos y sofocándome en el fuego de esta revolución de multiorgasmos que empezaron a convulsionar, mientras cae la última prenda que separaba mi piel de tu mirada.»

[D]
«Halo de tu caballera hacia atrás mientras mis dedos se vuelven sicofantes de las húmedas paredes que los acogen, arriados por tus múltiple vibraciones, mientras de la comisura de tus labios brota la cálida saliva que tributa a mi hambrienta copa. Tu gemir resuena en la casa con descaro y en desvarío. No es necesario más preámbulo y lanzo todo menaje al piso. Se despidieron los modales para darle bienvenida a las acciones brutas y salvajes. Rasgo la tela que te cubre hasta dejarla añicos, e inclinándote sobre la mesa pongo una servilleta en tu boca, porque no queremos alertar a los aburridos vecinos.»

[Lizzy]
«Abro para ti la compuerta de mi templo, que te espera con una húmeda bienvenida. No te veo, pero siento tu excitación en ese resoplo que propagas en cada centímetro de mi piel, cuando lentamente es explorada por tus labios. El termómetro de nuestros gemidos va acrecentando la rudeza en las caricias. Me encuentro sometida. Vulnerable. Abstraída por la pasión desbordada  y el fuego que internamente se adueña de mis movimientos, volviéndome una presa fácil de mi cazador de orgasmos. Ya no te llamo por tu nombre. Te gimo para que penetres mis deseos más atrevidos y complazcas la perversión de mi piel, revolviendo tu excitada presencia, hundiéndola más en mi ser.»

[D]
«Me detengo para tu súbita sorpresa. Y con los harapos te ato a la mesa. Reclamas hecha una fiera pero no ves lo que ahora en las manos poseo, y antes que empiece a descender tu deseo una helada gota se evapora sobre tu espalda, demostrando como arde tu cuerpo. Y poco a poco van cayendo las gotas de hielo sobre las vértebras de tu columna, dispersándose caprichosamente sobre cardinales opuestos, y algunas, más atrevidas, buscan el vértice que compone tus pechos. Se confunden en alquimia con las gotas salinas que emanan propiamente de tu piel, y retomo sin aviso el embiste furibundo, mientras dibujo con lo que queda del cubo, los números que componen la contaduría de los tremores que avisan, cual prestos y eficientes heraldos, la proximidad, de tu orgasmo.»

[Lizzy]
«El frío contrarresta los calores que sofocan mi interior. Empuño mis manos atadas a tus caprichos. Las heladas gotas logran  hacer este juego perverso más intenso. Aprieto mis labios para no gritar por los espasmos que vuelcan mi cuerpo: es mi indecencia liberada por tus demonios… conquistada cual tierra prometida entre jadeos acelerados que no puedo controlar, pues soy tuya quedando a merced de tu locura, prendida por tus juegos, implorando tu embestida. Ven…  Apiádate de ésta tu sumisa, que te implora termines de llevártela a tu infierno.»

[D]
«Una orden tu oído espera, y demoro en pronunciarla. Al ver como tus uñas dejan marcas sobre la madera accedo a brindarla con maliciosa sonrisa, calculando el tiempo exacto de alcanzar a la vez, la codiciada meta. Mis manos resbalan por tus caderas, humedecidas del sudor de las acciones previas y de te dejo recuperar el aliento, sin desatarte, mientras el cansancio te alberga y con una sonrisa, ya en el reino de Morfeo, tu mente pasea.
El sol de la mañana golpea tu rostro y despiertas bajo la sábana de la recámara. La mucama se disculpa por interrumpir tu sueño, pero el carruaje, te espera. Una caja de regalos a tu lado contiene un vestido nuevo, para compensar el dañado la noche previa. Sonríes al ver la nota: “Hasta la próxima, miss Bennet. Regresaré en la próxima luna, porque el infierno, a su regente espera”. Y antes de partir en tu diario escribes que un demonio, se hace llamar Darcy, allá afuera.»

© Lɪzzy B 
© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ / Desvaríos un ángel caído
Nicaragua/Perú  • 07/mrz./2019



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