«Busqué respuestas entre cantos fervientes y clavé mis heridas en las sagradas espinas de su corazón ardiente, con los bolsillos vacíos y las manos llenas de pecados que no necesito confesar, por jactarse siempre de ser omnipresente. Más solo recibí su silencio ominoso y solemne.

Busqué respuestas en jolgoriosos infiernos, pero terminé vacío entre desenfrenos infinitos, hasta que en la lengua se marchitaron las papilas y las yemas de los dedos dejaron de asombrarse por las texturas servidas. Y en la vorágine de todo ese bullicio, sólo coseché el silencio que impone el ritmo de la procesión de los eones.

Busqué respuestas a través de arcanas ideologías, complejas filosofías, desgarradas canciones y perdidas mitologías, para terminar preguntando a las agónicas estrellas que intentan aferrarse a la vida si no hay mayor certeza que acabar vagando en el reino del Olvido, bajo una loza fría.

Busqué respuestas en el universo de sus ojos e indagué profundamente entre la comisura de sus senos. Devoré la curva de su sonrisa y decidí perderme entre sus piernas, con el ánimo de encontrarme en su canto de sirena. Más su ausencia, que ahora imponente, me consume. Tatúa entre mis venas que la única respuesta valedera es que la completa soledad, para un Caído, está hecha.»

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú  • 12/abr./2019



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