De un ángel, aprendí a sonreír. A vagar sin corazas y sin espinas, dispuesto a siempre morir. Aprendí que el dolor nos recuerda que aún seguimos vivos y que inútil es todo paradigma cuando el corazón acelera su latir. Aprendí que el paraíso está escondido tras una mirada,y se paladea en la humedad de los labios. Que el amor, es la innata tendencia suicida inmune a toda racionalización y que no existe pecado sin opción de perdón.

De un Caído, ella aprendió a fumar los silencios y desangrarse con canciones. Que el mejor veneno siempre tiene sabor dulce. Que amar es una quimera dispuesta a dejarte hecho trizas ante el mínimo error. Que en el infierno es necesario llevar abrigo, porque el hielo siempre quema aunque sea temporada de estío. Que la vida está pintada de gris y las lágrimas sólo merecen brotar con la lluvia. Que el dolor nos da siempre la mejor lección.

Y nació una simbiosis de manías. Intercambio de antinómicas filosofías. Un caleidoscopio hecho de abiertas heridas y aprehendimos finalmente a la soledad en nuestras vidas como la mejor de las compañías. En nuestras bocas, decir “Te amo”, está hecho de palabras prohibidas.

— Đᴇsᴠᴀʀɪᴏʂ ᴅᴇ ᴜɴ Ḁɴɢᴇʟ Ͼᴀɪᴅᴏ —

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ |Ͼʜʀɪʂᴛᴏᴘʜᴇʀ Ɖʀᴀᴋᴇ|
┤Lima/Perú • 1º/ago./2019├




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