«Antes de ti, estuvieron sus brazos,
que sin pedir nada a cambio
se ofrecieron como mágicos espartos
para ayudarme a salir de los pantanos
donde me ahogaba en antaño.

Antes de ti, estuvieron sus bocas,
de las cuales llovieron salmos y arengas
sobre mis ensangrentadas estepas,
y en silencio bebieron todos mis pesares
hasta dejarme sólo francas sonrisas.

Antes de mí, también los tenías,
pero los sacrificamos sin misericordia
mientras nos gastamos en yermas atenciones
hasta volvernos masivos agujeros negros,
extinguiendo todo mutuo sentimiento.

Después de mí, regresaste a ellos,
y de tus ruinas te edificaron nuevo reino
para que despliegues con orgullo tus alas,
redescubriendo tu mirada el firmamento
aliviándote de cualquier ingrato recuerdo.

Después de ti, me encerré entre silencios…
y le aumenté días, a la estación de invierno.
Tocan a mi puerta, pero aún visto de infamia.
¿Cómo decirles que malgastaron su tiempo
en dar amistad a esta alma endemoniada?

La lección está aprendida, y bien merecida.
El lupino egoísmo se disfraza siempre de amor
gobernando al torpe corazón cual dictador.
Ahora brillas como lucero en el universo…
y yo derramo veneno entre humeantes versos.»

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú • 27/oct./2019



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