Llegué a la cruel certeza que no sé besar. Dicen los poetas que a través de un beso se despliegan las alas y te elevas de éste mundo para navegar por el cielo, pero afirmo que ambos mantuvimos siempre los pies pegados al frío suelo. Relatan las canciones que después de un beso se dibujan galaxias en los ojos, pero en todas sus miradas jamás encontré el mínimo rastro de un alegre lucero y sólo pude ofrecer a cambio las incógnitas predicciones que portan mis agujeros negros. En las novelas se describe que, por un beso, se sacrifica el reino entero, se cometen las locuras que lindan con la cursilería y brotan sismos que resquebrajan las cimientes de toda filosofía. Juro, a fe mía, que incólumes resistieron nuestros paradigmas y el orgullo permaneció intacto con pintura de guerra en su postura egoísta. Manifiestan los apasionados corazones que el beso correcto hace flaquear las rodillas y las piernas se mecen como hamacas con las que juega el viento en solitarias playas, que se pierde la noción del tiempo y nacen alocados en las venas los más vehementes versos. Nunca encontré en labios ajenos tal demostración de afecto y, a diferencia de un afamado escritor alcohólico, éste demonio cesa en toda cruzada que resulta inútil bajo el flemático pensamiento. De más está buscar el paraíso en divina boca si encarno el pecado de ser incapaz de brindar un idílico beso. He vagado tanto entre mortales que torpemente imaginé sentir igual que ellos. Dos monedas de oro serán el justiprecio para el último ósculo que habré de recibir en pronto momento, aunque perdida lleve toda esperanza de responderlo en modo perfecto.

— Đᴇsᴠᴀʀɪᴏʂ ᴅᴇ ᴜɴ Ḁɴɢᴇʟ Ͼᴀɪᴅᴏ —

© Ͼʜʀɪʂᴛᴏᴘʜᴇʀ Ɖʀᴀᴋᴇ | Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
┤Lima/Perú • 4/dic./2019├



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