«En el lecho, sin poder moverme por los maravillosas ataduras que hizo mi amo, me encantó verlo tejer lo que sería el inicio de nuestro juego de hoy, hasta que me quitó la visión y sólo podía disfrutar del sonido de su respiración, su olor, ansiosa de lo que tenía planeado para mí.
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Preparo el festín privado mientras camino alrededor de la cama. Mis pasos son fuertes, y hacen eco. Vendada, gira la cabeza intentando descifrar mi ubicación. Sonrío y sigo caminando, mientras tuerzo por momentos el látigo para preparar el choque de cueros. Es un juego de cacería. Ella sabe que es la presa, y sólo espera el momento justo de ser objeto de mi hambre y perfidia.
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Me enloquece este juego. Como bien sabe, le encanta saborear mi impaciencia. Es el comienzo del banquete y puedo sentir como mi cuerpo delata el placer de ser devorada por el león hambriento. No debo hablar. Debo esperar. Debo seguir disfrutando el placer de estar sometida a sus antojos.
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La pregunta empieza a nacer, aún sabiendo la verdadera respuesta, mientras la lengua de cuero empieza a recorrer el brazo y se arremolina unos segundo en los pechos. Ahora cunde el silencio. Ella está pensando qué responder. Farsa agradable que me hace sonreír una vez más, mientras la punta del látigo se desliza naturalmente sobre el abdomen. Ella mentirá. Así lo quiera ella. Así lo quiero yo. El pretexto perfecto para iniciar el baile entre el placer y el dolor.
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Lo pienso unos segundos y con una sonrisa coqueta sale de mi una negativa. Deseo verlo con intensidad, cuando condena mi cuerpo a sus castigos. Me regocijo en verlo controlar. Toma una pausa. Yo espero derretida. Quiero más.
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El cuero embiste su cuerpo, entre intervalos calculados. La venda cubre sus ojos. pero apuesto que brillan como soles por la lujuria que recorrer sus venas, y como hojas con la llegada del otoño, su piel se va enrojeciendo, al ritmo de sus jadeos que se alimentan del dolor. Disfruto poseer su alma tras cada mandoble. Me deleito en su pedido de posesión. Y así pasamos la noche, sin tocarnos las pieles, pero entrelazados en oscuras formas de pasión.»

© Halim • « El Diario de Halim»
© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ •  «Desvaríos de un Ángel Caído»
Venezuela/Perú • 31/mayo/2020



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