«Lo confieso: de otra mujer me enamoré. Sucumbí como osado navegante ante la melodía de sirena que provenía de su sonrisa, y tras su alegre sombra me enrumbé. No pude evitar volverme devoto de sus latidos, y entre sus senos erigí ferviente templo. Al fin encontraba ese paraíso, donde ajeno me era todo síntoma de dolor que antes me hiciera probar el inmisericorde destino. ¿Cómo podría rechazar la calidez de su tacto, que gustaba de curar mis alas sangrantes? ¿Cómo negarme a sus labios, que escarbaban bajo mi piel aquellas virtudes que al mundo negué, y rechazaba ciegamente los defectos de los cuales con tanto orgullo porté? Ella me hizo parte de sus sueños, y me hizo creer en un futuro, a pesar de mi endemoniado ser. De mi corazón  se hizo dueña, y con su nombre me vestí, mostrando mi sentir sin vergüenza alguna al mundo entero, como una marca carmesí. Lo confieso: de otra mujer me enamoré. Aquella, que alguna vez fuiste tú. Debe ser que la realidad puede más que toda fantasía, y te aburriste de mí. No te culpo. Recordarás que tampoco me amaba a mí ¿Podría esperar acaso más de ti? Por ello retorno a mis infiernos, y mis batallas llenas de muerte en frenesí. Si alguna vez aquella mujer regresa y te encuentras con ella en algún reflejo, dile que suyo fui.»

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú • 18/mayo/2020



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