«Recité mi ofrenda,
aprisionando con los dientes tu oreja,
y fui sembrando besos
con letargo voraz
sobre las fértiles tierras
residentes en las comisuras de tu boca.

Aré con mis manos
las cálidas campiñas de tu cuello
y sobre los marcados surcos
con mi saliva los regué,
hasta formar los sinuosos ríos
que decoren tu orografía.

Hasta tus montes llegué,
para beber de sus retadoras cúspides,
mientas su perfecta forma
se amoldaba a mi salvaje sed,
y mi tacto medía firmemente
los perímetros que reprime el brasier.

Sin demora me dirigí
hacia los australes predios de tu ser,
más allá del feudo de romana divinidad
donde reside la fecundidad,
y con mi lengua arcano canto invoqué
hasta que tu lluvia, provoqué.

Tu mirada de placer
da la aprobación a todo el ritual,
y entregas a este demonio tu voluntad
sin culpa o constricción,
dejando atrás todo previo credo
que imponía al goce, restricción.»

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú • 11/jul./2020



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