«Confieso que no me arrepiento. Ni siquiera intento acercarme una pulgada a ese sentimiento. Me deleito todavía en llevarte del brazo y copar contigo toda la acera, zurrarme en los manuales que intentaron vanamente formarme como gentilhombre educado y sin rebuscar pretextos, detener súbitamente tus pasos y robarte un beso. Sé cuánto odias que haga eso, pero la verdad sea dicha: no me arrepiento. Ni una pizca de lamento se forma en mi pecho cuando puedo unir mis labios a tu aliento, para poder seguir evocándote despierto cada vez que regresas a tu reino. Tampoco hay contrición cuando he buscado fruncir tu ceño, para poder revivir la belleza de tu gesto adusto cuando nos encontramos entre sueños. Disculpa que no muestre aflicción por conversarle de ti al viento, ni de pasear en tu aroma cuando las canciones me traen tu nombre, o de no ser el príncipe perfecto de conocidos cuentos. Tan sólo soy un rechazado de los cielos y de los infiernos, que sacrificó sus alas por unirse a tu sombra algunos sábados por la tarde, o embriagarme de tu sonrisa un martes por la noche, mientras tus manos se fusionan con las mías. Debo confesarte que por cruzar tu camino, no me arrepiento.»

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú • 15/dic./2020




Comentarios

Entradas populares