«Bajaste de los cielos por un momento, con los ojos tristes y quebrado aliento. Callada, abriste los abrazos, y sin mediar peligro me acogiste en tus senos, no importando la mácula a tu divinidad de albergar a este ser, vetado en tus firmamentos. Dejaste a un lado tus rutinarios quehaceres por darme un respiro, y tus manos artesanas destinadas a la actividad demiúrgica, se tornaron hacia mí en calidad taumatúrgica. Acariciaste suavemente mis cabellos mientras sentía el aroma de los tuyos, vestidos en vital escarlata… y cerré los ojos; me perdí en la calidez que me obsequiaba tu latido, y en su aterciopelado ritmo floté por tu universo por una milésima de segundo. Quise imaginar en ese lapso que podría ser yo quien motivara esa cadencia, mientras besabas tiernamente a mi tristeza, y como sol redentor fuiste disipando toda nube de pena. Sabía que no debería decirte todo lo que por ti siento, pues quedaría completamente expuesto, aunque creo que siempre lo supiste, especialmente cuando mis palabras se evaporan y mi pulso busca responder al tuyo buscando sincronía… donde nuestros labios se puedan mirar y habrán de besarse nuestras retinas… allí donde reinan comúnmente nuestros cómplices silencios.»

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú • 18/mayo/2021



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