«En el paladar ha echado raíces
el sabor de un ensueño,
grabándose indelebles recuerdos 
sobre el vespertino viento.

Y estúpidamente, he sonreído.

Me invadió endemoniado descaro
habiendo confesado este latido;
el cual negué más de tres veces al cielo,
para exigirle cada noche procaz suicidio.

Y estúpidamente, estoy sonriendo.

Por la delectación de divina voz 
con orgullo me declaro adicto,
como si acaso tuviera un futuro
lo que sintiera este ángel caído.

Y estúpidamente, sigo sonriendo.

Redención ha obtenido mi nombre
al ser proferido en sus labios.
Por diosa escarlata, regente de ocasos,
del carmín de su boca quedé envenenado.

Y acabé, estúpidamente, enamorado.»

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú • 20/mayo/2021



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