«Tengo una propuesta que hacerte: troquemos nuestros sentidos. Quizás así puedas aceptar la forma en que te idolatran mis ojos; quizás yo pueda entender qué virtudes logran ver en este demonio los tuyos. A lo mejor, podrías saber por qué jamás se puede saciar el hambre que tengo por tus labios; acaso comprendería la razón porqué buscas siempre ahuyentar al mutismo de los míos. Probablemente, en tu oído pueda percibir cómo resuena mi latido cuando me sonríes sin motivo; o tal vez puedas percatarte de la paz que inunda mis venas cuando pronuncias con dulzura mi nombre. Quizá, nuestras manos firmen un pacto de rendición, reconociendo mutuamente que entre los relieves de nuestras pieles, existe la tan anhelada redención. Tal vez aceptemos la adicción que nos causa nuestros aromas; por lo menos te diría que ante el tuyo, un magro esfuerzo logran por equipararte las rosas. Quién sabe: puede que en este intercambio sin igual, conociéramos lo que nos falta verbalizar para deducir mejor nuestros sentimientos, y dejamos de competir como infantes sobre cuántos universos son necesarios para cubrir todo nuestro sentimiento. Por ventura, todo esto no es más que tan sólo un burdo desvarío: jamás podrías enterarte, divina mía, todo lo que causas y que en silencio atesora este Caído en secreto.» 

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú • 23/mayo/2021




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