[ Morphosis ]


«La sensación es extraña, y puedo darme cuenta que mis sentidos deambulan alterados. Estoy evitando a propósito cualquier movimiento, sea súbito o lento. La sensación no amina; se ha tornado una molesta constante a la cual, poco a poco, voy acostumbrándome. No quiero abrir los ojos, y entre las penumbras de la voluntaria ceguera intento recordar lo sucedido: el fragor de la batalla, cruel, despiadada; acaso el hedor de la sangre vuele a renacer en mi nariz a pesar que es sólo un recuerdo. Evoco los gritos, el golpe de las armas, la ira entre los ojos que debían procurar amor… la desesperanza en quienes agonizaban en nombre de la tan deseada libertad. Mi conciencia me asevera que he sobrevivido, pero la pesadez del cuerpo me altera. Siento que algo no está bien, y el temor empieza a expandirse en el alma. Abro los ojos rápido: de más está prolongar lo inevitable… y veo las estrellas en el firmamento, discurriendo en ese río galáctico mientras una menguante luna acompaña la estelar procesión. Quiero volar para ubicar donde estoy, pero no me elevo del suelo. Intento mover las alas y sólo hay el reflejo fantasmal en el músculo dorsal… Maldigo. Entiendo que las he perdido; quizás por eso la pesantez de mi ser. Siento la boca seca y algo extraño se ha formado en mi tráquea. Quiero emitir un canto, mas sólo me ha salido un grave sonido. El mal presentimiento crece junto a la angustia; el cuerpo, sigue doliendo. Decido volver a cerrar los ojos, y con suerte, habré muerto.

Las voces me despiertan… ¡Humanos! Me han rodeado y sus ojos están hurgándome, como suelen hacerlo bajo el pretexto de adquirir conocimiento y ciencia, mas sólo desean saciar su curiosa naturaleza. Me bañan de molestos relámpagos saliendo de unas cosas extrañas… Deseo petrificarlos con la mirada, pero no sucede nada... Abro la boca deseando que mi rugido les espante, pero no sucede nada… Quiero arrancarles las cabezas… ¡Y veo que ya no tengo garras! Incluso mis escamas han desaparecido y me envuelve esa membrana humana… ¡Qué pesadilla! Me muevo rápido, escapando de tan asquerosas alimañas, pero la gravedad del lugar me atrapa, y trastabillo por la fata de correcto equilibrio ante mis ausentes alas. Me desmorono cerca de una fuente que burlonamente, tiene la estatua de un querubín en su cúspide mientras rostros endemoniados vierten el agua desde sus bocas; y el reflejo, como punta de angelical lanza, se clava mortal en mi vista: no sólo he perdido las alas… ¡Me he convertido en un asqueroso humano más! Aterrado giro y los miro. Emiten sonidos, y no les entiendo; sólo puedo pensar que a esto se referían con el castigo divino: convertirte en lo que más odias por pecar de buscar libre albedrío. Siento un mareo y por más esfuerzo que hago, este cuerpo impuesto no resiste, y caigo desmayado.

Las junturas duelen. Me encuentro atado con los brazos sujetados hacia la parte trasera. Quiero levantarme, pero los hediondos orines que me rodean hacen que resbale y vuelva a caer sobre las pestilentes baldosas. Todo está oscuro alrededor. Salí de un infierno para caer en otro, y en ambos, no existe la noción de tiempo. Sólo sé que volverá aquél humano, para golpearme sin motivo… para burlarse de la hambruna que hace sonar a mis intestinos… para disfrutar como se consume a si mismo el cuerpo de este desterrado. Agonizo, lo sé, pero a la vez, la muerte está lejana ¡Cruel destino! ¡Inmisericorde castigo! Me volvieron un humano más, a merced de un capricho divino.»

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú • 4/jun./2021





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