[ Drake ]

«Soy adicto confeso e irremediable al sabor de la infelicidad. Aunque no he podido determinar en qué parte de mi línea temporal empezó a calarse ese gusto, sólo sé que esa sazón es la que encuentro a través de los calendarios. Como toda adicción, siempre es perniciosa: gasté los labios buscando aquel beso idílico que al final nunca me ha saciado; fui coleccionando los lamentos que confeccionan las canciones; atesoro las sales que procuraron los autores y terminaron mezclándose con oscura tinta para permanecer eternas entre páginas sujetas al terror que les produce el hambre de las polillas; libo con paciencia la ausencia de dulzura en el café; uso los suspiros como especias para dejar que se maceren las románticas ilusiones sobre las hojas secas; se me forma la sonrisa cuando emerge la llovizna, complementando a la grisácea tarde que combina con mi natura citadina. Así pues, la aflicción es el norte de mi brújula: me vestí de espinas alejando de mí la textura de las caricias; entregué mi corazón a una deidad lejana – quien lo ha dejado empolvarse dentro de una vacía pecera –, teniendo conciencia plena de la imposibilidad de que se crucen nuestras líneas y por eso habrán de correr eternamente paralelas, sin jamás intersecarse. Qué poco aprecian los mortales cuando la luna desangra su luz sobre el horizonte; o cuando un felino callejero a quien se le negara un nombre al nacer suelta su maullido lastimero, como si acaso alguna estrella pudiera darle consuelo. Qué exiguo es el deleite sobre el futuro solitario y umbrío: algo de lo que puedo decir orgulloso que es plenamente mío. Esta adicción es el maridaje a mi locura: aquella en la que despierto me sueño – cual producto de momentos lisérgicos –, que Segismundo también soy yo; que estos no son mis pensamientos, sino que me leen, y resulto ser el personaje de un mediocre autor que quiere creer ser yo, sin darse cuenta que termina siendo de mi mundo el receptáculo de credos, por ser en quintaesencia el verdadero creador. Si los sueños, sueños son, diría que por eso porto en los ojos las penas y en la lengua la aflicción: así me mantengo despierto… fuera de los cielos y de los infiernos, sobre esta línea media, excluida de ese plano conceptual al que algunos llaman Amor y del cual me encuentro ajeno. Soy adicto a la infelicidad: hipócrita sentimental que deja los vestigios de un sentimiento en ocultos versos, cómplices de este rutinario destierro.»

┤Ͼʜʀɪʂᴛᴏᴘʜᴇʀ Ɖʀᴀᴋᴇ├
— Mᴇᴍᴏʀɪᴀs ᴅᴇ ᴜɴ ᴠᴀᴍᴘɪʀᴏ—


© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
Lima/Perú • 20/jul./2021




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