[ Ácratas ]

Cap. 9


Han pasado tres días desde su arribo a Londres y Abril aún no se acostumbra. Liz es muy estricta. Cada día la siente más insoportable. Todos esos maestros de estilos de pelea la aburren. A ella le atraen más las armas, pero Liz se ha negado aún a enseñarle a manejar alguna.

En la hora de la cena, Hans llega a la mansión y tanto Liz como ella están en un hall. Ella está revisando libros de anatomía, y a Abril le ha dado un vetusto libro de mitos, todos sobre ángeles y demonios, que verdaderamente, la aburren en demasía.

— Buenas noches damas. — saluda Hans.
— Buenas noches. — contesta Abril.
— Hola Hans. — responde Liz, a quien Hans se le acerca y le da un beso en la frente.
— ¿Cómo vamos con la señorita Abril?
— Bien... Demasiado bien diría yo.
— No creo eso... — interrumpe Abril ante la mirada desafiante de Liz.
— ¡Ah carambas! — dice Hans. — ¿Y por qué pone en duda lo que me dice Liz?
— Porque... — Abril contesta ligeramente sonrojada — Porque me ha traído a unos peleadores, a un yogui, no me enseña a tomar un arma... ¡Y tengo que leer estos aburridos mitos!
— Esos mitos fräulein, son la base de La Orden. Se supone que todos nosotros, sea Tigre o Dragón, fue un ángel o demonio, que en la Gran Guerra caímos a este mundo... ¿Quién de nosotros es un ángel o un demonio? Nadie lo sabe. Lo único cierto es que cuando se reclame este mundo, por fin ese secreto será develado...
— Entonces...
— Entonces siga estudiando fräulein, que quizás uno de aquellos seres es usted. Ruegue entonces por ser el demonio menos feo o el ángel menos ingenuo. Por otro lado, las armas de fuego son un simple apoyo. Nosotros usamos la mente, el cuerpo... No necesitamos más.

Abril guardó silencio. Y en el mismo silencio departieron los tres la mesa. Una vez concluida la cena, Abril se dirigió a su dormitorio. Ya solos, Hans miró a Liz seriamente:

— Dime la verdad: ¿Cómo le ves?
— Hans... Sabes que tengo un recelo sobre ella...
— ¿Celos? Sí, creo que si lo he podido notar...
— Deja esa broma idiota y escúchame...
— Esta bien... Dime.
— Le traje maestros de lucha y se adaptó muy rápido a ellos. Les pedí que no le comentaran nada, pero me dijeron que aprende cada golpe y cada llave con una rapidez maravillosa... Y eso no es todo: traje a un yogui para que la hiciera meditar, y aunque ella no se percató, su Ki es apabullante, especialmente si hago cosas que la molesten o hagan enojar...
— ¿Entonces la has estado molestando a propósito?
— Sí. Hasta ayer me di cuenta que de seguir a este ritmo alcanzará mi nivel en dos días a lo mucho...
— ¡Qué dices mujer! Tu nivel te ha costado siglos... ¿Qué dices? ¿Qué en un mes me pasará...?
— Sí. — Hans no esperaba esa respuesta tajante. — Es más. Sospecho que en ella está la profecía...
— Imposible Liz... Eso significaría que...
— Que ella apareció para matarnos Hans...
— No... No puede ser... — Hans menea la cabeza en señal de inconformidad. — Si ella llegara a un nivel así, sería al final de mucho tiempo. Está escrito que todos llegarían a la máxima evolución antes que aparezca...
— Amor... ¿Puedo sugerirte algo?
— Dime.
— ¿Y si lo que escribieron los antiguos no es que todos nosotros llegáramos a un mismo y equitativo ultimo nivel? ¿Y si sólo bastara que uno de nosotros alcanzara ese grado de evolución? Tú sabes que no es necesario un desarrollo armónico evolutivo...
— Lo sé. Pero también está escrito que ese último nivel es nuestra propia autoconciencia, cuando el secreto sea al fin develado...
— ¿Y si alguno ya lo sabe? ¿Si algún ácrata ya sabe si es ángel o demonio...?

Hans se quedó en silencio. Siempre ha tenido en vigilancia a su clan... ¿Y si ese último nivel lo tuviera un Dragón? ¿Sabrá Larn de ello?

— Sólo hay una forma de averiguarlo Liz.
— ¿Sí? ¿Cómo?
— Llevemos a nuestra amiga Abril a su máximo desarrollo. — Liz no puede creer lo que escucha. ¿Acaso Hans se habrá vuelto loco? — No amor mío... No estoy enloqueciendo... — Liz sonroja al notar que Hans le ha leído el pensamiento. — Sólo que en estos momentos no hay forma de determinar si alguien ha alcanzado su última evolución. Hasta donde sé, casi todos los ácratas se han alejado de la pelea y las luchas... y de los que mantuvieron la actividad tanto Larn y yo los hemos mantenido en vigilancia...
— Hans... ¡Esa reunión de ustedes fue hace veinte años!
— Bueno..., las malas noticias es lo primero que se escucha... así que, si no hemos tenido conocimiento hasta ahora, no debería preocuparme.
— No lo sé...
— No te asustes amor... Además, nada es eterno en el universo. Y si Abril es nuestro Némesis... ¡Qué así sea! Pero al menos jamás se dirá que no habré caído en batalla sin pelear... Porque yo también tengo ases bajo la manga.
— ¿Y eso?
— Paciencia amor... mañana me llegará ese as. Así que sigue con Abril, que ahora tengo curiosidad de probar mis habilidades también...

***
 
[ continuará ]

© Ͼʜʀɪʂᴛɪᴀɴ 木下

┤Lima/Perú • 1998├

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