[ Ácratas ]

Cap. 5


Ella empieza a bajar del avión. Luego de pasar por inmigración y mostrar sus papeles en orden se dirige junto con Marcell hacia una cafetería del aeropuerto. Haydee se siente extraña en Alemania. Nadie le sonríe debido a que el trato en ese país es muy frío. Marcell se percata de sus ideas y sonríe apenas.

— ¿Qué tanto llevas en las maletas Haydee? — pregunta Marcell — Pesan mucho.
— Lo que toda mujer... supongo. — Haydee aún no se adapta al haber dejado su país tan intempestivamente.

Marcell se sienta con ella en la cafetería del aeropuerto y pide un café. Haydee se sienta a su lado mientras sigue observando a la gente.

— Te extraña que la gente sea así ¿No?
— Sí, esperaba un ambiente más cálido.
— No te preocupes. Piensa que en unos momentos él estará aquí con nosotros.
— He esperado tres días para verlo. ¿En verdad estará aquí?
— Claro. ¿Aún dudas de que se encuentre bien? — Ella afirma con la cabeza. — Bueno, el que no nos haya llamado no implica que esté mal. Créeme preciosa, él está muy bien... las noticias que vimos sobre lo acontecido en París así me lo confirman.
— ¿Puedes decirme que está sucediendo realmente Marcell? ¿Está metido con la mafia o ha cometido algún crimen...?
— Vaya que eres persistente niña... ¡Y muy imaginativa también...! Eso... te ayudará. Él te explicará con detenimiento. — Marcell hace una pausa — Lo único que te pido es que tu mente sea lo más abierta posible y pase lo que pase, apóyalo... ¿Lo harás?
— Es que... — Haydee mira los ojos de Marcell por vez primera serios — Está bien. Lo prometo incluso.
— Por cierto, preciosa... ¿Cómo está tu fe en estos días?
— ¿Mi fe?
— Sí. Tus creencias...
— Iguales... creo. ¿Por qué?
— Simple curiosidad, nada más. — Marcell cierra los ojos y sonríe — Alégrate, él está aquí.

Haydee dirige la mirada hacia donde indica Marcell y ve a Larn caminar hacia ellos. Parecía que no hubiera dormido desde que la dejó en Manhattan. Tenía puesto un sobretodo negro muy largo, pues le llegaba hasta los tobillos; un jean celeste gastado y raído, un polo blanco ajustado y unas botas negras. Mantenía la mirada en el piso mientras caminaba. Se notaba que temía encontrar la mirada de ella, más a Haydee no le importaba, sólo sentía que se formaba una sonrisa en su rostro totalmente suave después de haber llorado muchas horas consecutivas. Él estaba vivo... y eso era un buen inicio para ella. Finalmente, Larn se acerca a la mesa de Haydee y se sienta a su lado.

— Hola petite.
— Hola Christopher.
— Larn..., dime Larn.

Es cierto. Ella aún no se acostumbraba a llamarlo por su verdadero nombre, a pesar que Marcell se lo había dicho al preguntar por lo poco que vio. De pronto ve a dos hombres acercarse a la mesa y sentarse junto con ellos. Ante su extrañeza Marcell le responde sonriente:

— Ellos lo estaban acompañando al venir... ¿No te diste cuenta?

Cierto; Haydee estaba tan ensimismada en Larn que no se percató de los otros.

— No te alarmes preciosa. — continúa Marcell — Son amigos nuestros. Te presento a Hiro Mikage...
— Y yo soy Adam Savage. — Haydee contesta asintiendo aún sorprendida.
— Chicos... ¿Podrían dejarnos a solas? — inquiere Larn. Los aludidos acatan sin vacilar. — Tenemos mucho que hablar Haydee...

Los tres se alejan unos metros, ya que sólo se aproximan a otra mesa.

— ¿Qué crees Marcell? — pregunta Adam.
— Sólo puedo decirte que es de «pronóstico reservado». Más bien cuéntame qué novedades en París...
— Si supieras... — comenta Hiro. Marcell mira a Adam inquisidoramente, a lo que el aludido responde:
— En síntesis, me encontré con Iván Karovski, me sacó la mierda, vino Larn, lo apabulló y descubrimos que la chica que me acompañaba y que había visto todo era una high y Larn la despertó como ácrata, y ella decidió aliarse al clan contrario... — Marcell escucha sorprendido — Y para colmo, estoy enamorado de ella.
— A ver... a ver... — dice Marcell — Ponle freno a tu carro y conduce despacio...

Mientras tanto, en la otra mesa, Haydee sentía que su corazón latía más rápido y que sus nervios estaban a punto de estallar y Larn sólo jugaba con la taza de café que Marcell había pedido. Suspiró hondamente y miró a Haydee con tal tristeza y miedo que ella sintió que su pecho se reducía hasta lo inmensurable.

— Petite, como Marcell ya te habrá comentado, mi verdadero nombre es Larn..., Larn Solo. En estos tiempos no tengo familia alguna y mis vínculos se circunscriben a ti, Marcell y amigos que tengo en muchos lugares, aunque más que amigos es mejor definirlos como aliados. Porque yo...
— No importa en lo que estés metido... — interrumpe Haydee — Si es la mafia o estas buscado por la policía...
— No tengo nada que ver en todo lo que te estés imaginando Haydee, te lo aseguro.
— ¿Entonces? — inquiere Haydee; Larn no lo puede evitar y enciende un cigarrillo.
— Como explicarte... mira petite... yo... — Larn mira a Haydee directamente a los ojos y suspira hondamente — Como ya sabes mi nombre verdadero es Larn, nací cerca de lo que se conoce como Navarra... en España, pero mi ascendencia es más de lo que llamaban Gitanos Galos. Tengo más de dos mil años de vida... bueno..., si se le puede llamar vida... y los hombres que vimos en Manhattan querían matarme, pero como puedes ver por ti misma, no lograron hacerlo, claro que se les iba a hacer difícil si consideramos que soy casi inmortal de no ser por el mes de octubre de cada cincuenta añ...

Un sonido fuerte y seco se escuchó en la cafetería del aeropuerto haciendo que todos los presentes voltearan a ver la mesa de Haydee, quien se hallaba de pie y llorando con el brazo derecho extendido e inclinado hacia su lado izquierdo, mientras que la mejilla izquierda de Larn estaba totalmente enrojecida. Había sido una sonora y potente bofetada. Larn se quedó, al igual que todos, estupefacto, inmutable.

— ¡Crees que soy una estúpida...! ¡Maldito mentiroso...! ¡Te odio...!!!

Haydee salió corriendo y llorando de la cafetería e inmediatamente los susurros y murmullos se apoderaron del lugar. Adam y los otros dos se acercan a la mesa de Larn desconcertados, incluso Larn no se mueve, atónito. "Haydee salió corriendo de la cafetería" piensa. Larn reacciona y mira a Marcell, quien le entiende a la perfección y corre detrás de Haydee. Adam y Hiro se sientan en la mesa en la que Larn mantenía la mirada baja y sacaba un nuevo cigarrillo ya que el anterior había salido volando por el golpe propinado por Haydee.

Hey boss [Oye jefe] — dice Adam — What happened here? [¿Qué pasó?] — Larn sigue callado mirando la mesa — Buddy, Do you hear me? [Hombre ¿Me escuchas?] — Adam se dirige a Hiro en voz baja — Agghh... que feo lo han caga... — Larn levanta su cabeza y muy serio mira fijamente a Adam quien se queda inmediatamente callado y se enrojece al verse delatado.
— Otro comentario de esos Adam y te haré tragar esa lengua... tanto que tus papilas gustativas estarán en tu trasero. ¿Entendiste? — Adam sonríe atemorizado y nervioso.
— Sí..., lo entendí...

Haydee atropella a un grupo de personas y sale presura del aeropuerto. Ahora se encuentra en la puerta principal del mismo aun llorando, totalmente desorientada y sin la más mínima referencia de Frankfurt. Sólo atina en caminar hacia el estacionamiento subterráneo guiada por su deseo de no ser hallada, de alejarse de todos... de alejarse de él. Una vez adentro se sentó en un rincón y continuó con su llanto de manera suave, casi imperceptible. Por su parte, Marcell, al salir momentos después no logra ubicarla, sale del aeropuerto y pregunta a los taxistas estacionados si han visto a una chica con la descripción de Haydee tomar un taxi o correr hacia algún lugar; pero nadie le da razón. Haydee en tanto, seguía sentada en el piso del estacionamiento con las piernas junto a su pecho, y no dejaba de preguntarse entre lágrimas el por qué se burlaban así de ella. Estaba tan retraída que no se percató que estaba siendo observada.

— ¿Puedo ayudarte en algo? — Haydee levanta la cabeza y se percata de que un pañuelo le era ofrecido por una bella mujer rubia y de ojos muy azules, con uniforme de aeromoza portando un pequeño maletín. Haydee no sabía qué hacer. — Vamos, tómalo...la aerolínea me obsequia muchos de ellos. — Haydee lo recibe tímidamente — Deja de llorar amiga; además no es bueno que te quedes aquí. No creas que por ser Alemania no puedes encontrar peligros en las calles... ¡Incluso en un estacionamiento! — Haydee la mira sin decir nada. — E... E... Este... ¿Entiendes a todo esto el idioma en que te hablo?
— Sí.
— Ufff.... Por poco y pensé que no me entendías y que te estaba hablando como loca. ¿Pero qué es lo que haces aquí? No has visitado mucho Alemania ¿No?
— No.
— ¿De dónde eres?
— De Kansas.
— ¡¡¡KANSAS!!! ¡Santísima Virgen!... Eso sí que es venir de lejos... ¿Dónde te hospedas?
— No sé..., recién he llegado...
— Bueno, si quieres te puedo recomendar un buen hotel.
— No tengo dinero...
— ¡¡¡QUEEEEEE!!!!... ¡Por todos los Santos hija mía!!!... ¿Con quién has venido? — Haydee empieza a sollozar — Umm... — continuó la extraña — Ya veo.... Cálmate... Tu rostro me dice que te alejaste de alguien... — Haydee asiente con la cabeza — ¿Peleaste acaso...?
— Algo así...
— ¿Familiar...?
— No...
— Esto se pone peor... Seguro que es un hombre ¿No? Porque los hombres son unas bestias para tratarnos, hermana. Aunque sin desmerecerlos, hay contadas, muy contadas excepciones... — Haydee sonríe levemente — ¿Cuál es tu nombre?
— Haydee...
— Bonito nombre... el mío es Jazmín...
— El tuyo también es muy bonito...
— Muchas gracias. Es una pena que no lo escuchara de la persona que quiero... — Haydee la mira fijamente —. Sí... Sí... Son unas bestias, pero a pesar de todo son necesarios... Mea Culpa... Mea Culpa... — Haydee vuelve a sonreír — ¡Epa! Veo que no te resulto mala compañía... ¿Qué te parece si nos vamos a un pub que conozco por aquí y me conversas un poco de lo que te pasó? Es malo guardarse esas cosas... Te lo digo por experiencia... — Jazmín baja el tono de su voz — Si no lo sabré yo... Pero bueno... — retomó su alocución — ¿Qué dices? ¿Aceptas...? — Haydee no sabía que hacer —. No te preocupes... No te haré nada malo... y cuando estés más tranquila y tu pareja igual, te llevaré con él y podrán sentarse a conversar.
— Él no es mi pareja...
— Pero sufres como si lo fuera... Lo que hace que te sientas peor... Ven, vamos... — Haydee duda un momento, pero acepta al final. En verdad deseaba desahogarse. — ¿Ves ese Peugeot? Es mío... — Jazmín abre el carro e invita a Haydee a entrar.

Un minuto después Marcell llega al estacionamiento del aeropuerto. Un operario le había dado razón de Haydee, pero no la pudo hallar. Preocupado, no se atreve a regresar y darle la noticia a Larn, imaginándose las reacciones de éste desde el decirle simplemente "Eres un estúpido" hasta imaginarlo con un par de mondadientes en las manos diciendo "Te sacaré el corazón con esto... y te va a doler más a ti que a mí..., te lo puedo asegurar". Así que raudamente se dirige a un Rent—A—Car y alquila un auto para buscar a Haydee pensando para sí mismo que al estar sola y sin lugar fijo para ir, no puede estar muy lejos.

[ Continuará ]


© Ͼʜʀɪʂᴛɪᴀɴ 木下

┤Lima/Perú • 1998├


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