«Fue inevitable. En la inmensa pequeñez de esta ciudad putrefacta, me crucé contigo nuevamente para verte pasar a mi lado con la mirada incrustada en el horizonte de tu acera sin que se alterase tu altiva compostura. Ni por una milésima de segundo pudo ganar en tu pulso la curiosidad y hacer que tus pupilas se tomaran una pausa en las esquinas suavemente delineadas de tus ojos para saber cómo me encuentro ahora; aunque al pensármelo bien, si acaso hubieras detenido tu andar y endilgado un protocolar cuestionamiento sobre mi actual condición, no habría mucho por decirte que tú no supieras de antemano: que los eones ya empezaron a pesarme, que el tedio se adueñó de mi rutina, que el insomnio impuso dictatorial gobierno en mi almohada y que todavía llegan a escaparse suspiros de mi boca para bailar jolgoriosos entre mis grisáceas bocanadas, que sigo ganado en mi dictada profecía: sobre este desterrado, todo amor ha quedado proscrito; y te confesaría con todo desparpajo que si bien volví a pecar de iluso por un latido, nuevamente me regresaron al humillante estante donde se exhiben a los seres despreciados. Quizás eso te hubiera bastado para darme una cordial sonrisa y seguir con tu camino, el cual hubiera sido iluminado con nuevos brillos ante mis habituales días sombríos. Fue inevitable, lo admito, haber imaginado que todavía no me habías decapitado con tu indiferencia. Mil disculpas debería pedirte: olvidé que divina fuiste, eres, y serás; mientras que yo, un repulsivo hijo de la noche, he sido, soy y seré. Hay naturalezas que nunca debieron entrelazarse. Hay miradas que nunca debieron amarse. Hay futuros que nunca deberían soñarse. Hay esperanzas que nunca debieron parirse. Hay promesas que nunca debieron proclamarse; pero a pesar de todo prohibido cruce, mirar, anhelo o sueño, agradecido me quedo que haya tenido la oportunidad de sentirlo a través de un pretérito beso que tus labios produjo, aunque hoy yazca marchito, como los sentires que nos unieron en un extinto universo… y pesar que alguna vez, dijimos amarnos. Hay terquedades ineludibles. Hay orgullos irreductibles. Hay pecados ineluctables. Fuimos inevitables.»

— Ɱᴇᴍᴏʀɪᴀs ᴅᴇ ᴜɴ ᴠᴀᴍᴘɪʀᴏ —
┤Ͼʜʀɪʂᴛᴏᴘʜᴇʀ Ɖʀᴀᴋᴇ├

© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ
┤Lima/Perú • 22/oct./2021├



Comentarios

Entradas populares